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Ex Ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine: «Más impuestos a las empresas es ir en contra de la necesidad económica fundamental de hoy.

Diario Financiero. Lunes 22 de Abril de 2013

El ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, destacó por ser uno de los presentadores más críticos del libro que lanzó el Centro de Estudios Públicos (CEP) y Cieplan “Tributación para el Desarrollo: Estudios para la reforma del sistema chileno”. Según el economista, la propuesta tributaria de Vittorio Corbo y José Pablo Arellano -que es la que ocupa gran parte de las páginas del texto- dejaría a “945.000 damnificados”.

La principal crítica que hizo Fontaine a la iniciativa se enfocó en una serie de alzas tributarias a las empresas, ya que, a su juicio, esto representa precisamente lo contrario a lo que hoy necesita la economía local.

“Creo que es clave aumentar la inversión del 25% a algo así como un 30% y ello requiere un ahorro. El ahorro externo ya está al límite y sobre el ahorro fiscal hay una discusión sobre si se puede aumentar en un 1% del PIB, por lo que igual no da abasto. Hay que aumentar en 4% el ahorro privado y dos tercios de eso lo hacen las empresas. Entonces, plantear como gran propuesta hoy en Chile más impuestos al capital, más impuestos a las empresas, creo que es ir en contra de lo que es la necesidad económica fundamental hoy”, plantea Fontaine.

Análisis al IVA


Respecto al análisis de las exenciones del IVA en el caso de las viviendas, Fontaine asegura que el argumento que se hace en el libro es que todas las viviendas deberían pagar un 19%, haciendo una corrección a los subsidios de vivienda, algo que “a mí me parece muy discutible desde el punto de vista económico”.

“El consumo de vivienda por así decirlo, es el uso mensual que se hace, el resto del valor de la vivienda es una inversión, un ahorro. Cuando se hace la fórmula que existe en Chile para las viviendas de más de 
UF 4.500 -que está propuesto en el libro bajar ese límite a UF2.000- obliga al comprador a pagar por adelantado por ese consumo y ese pago por adelantado, podría financiarse por el mercado de capitales, pero no hay una buena garantía contra eso, porque una vez que yo vendo la casa ya no se paga IVA, ahí se pierde esa diferencia. Eso hace que el sistema resulte muy oneroso de la manera que está propuesto. A mí no me parece que esta sea una buena idea, hay en todo caso 45.000 familias al año que están comprando este tipo de viviendas y creo que no estarán contentas con la propuesta Corbo-Arellano”, aseguró.

En la misma línea, el economista comentó la propuesta de cobrar IVA al transporte aéreo y terrestre, o sea las micros, y también a educación y salud. “Ahí hay todo un largo análisis de varias exenciones y en general, todas estas estimaciones de cuanto rinden, no hacen ninguna alusión a que si uno saca esa regla o ese beneficio cambian el comportamiento. O sea, suponen cero elasticidad y naturalmente, muchos de esos tratamientos son para obtener determinados comportamientos”, afirmó.

En esa línea, destacó que cuando fue ministro de Economía, “empujé fuertemente un tratamiento tributario especial para la inversión en investigación y desarrollo de las empresas”. Pero “si el día de mañana alguien sostiene que ese es un tipo de franquicia que hay que eliminar, obviamente, al bajar la franquicia va a bajar la inversión en investigación y desarrollo”.

Con lo que si mostró coincidencias el ex titular de Economía, fue con la idea de revisar la forma como se tratan las exportaciones de servicios y, por ende, el IVA que se le cobra. “Hoy está totalmente excluida la posibilidad que se le considere como exportación a los servicios que se le prestan a extranjeros en el país y los servicios que prestan nacionales en el extranjero. Esas dos opciones no se consideran como exportaciones, y obviamente, no es así en otros países”.

Según Fontaine, si este cambio se lograra materializar, significaría un importante desarrollo para las exportaciones de servicios del país.

Impuesto al Diesel


En cuanto a la propuesta de igualar el impuesto del diesel con el de las bencinas, es decir, subir de 1,5 UTM a 6 UTM, Fontaine asegura que esto “golpea fuertemente el transporte”, mientras que aplicar el impuesto al diesel a vehículos no particulares, es decir, industriales, “si bien no es la misma tasa, esto yo lo considero un error porque obviamente las externalidades que cubren los impuestos a los combustibles se supone que son accidentes de tránsito, contaminación y congestión y obviamente las industria no producen accidentes de tránsito y no producen congestión, solamente producen contaminación”.

Exención tributaria


Con lo que sí se mostró de acuerdo el economista de la Universidad Católica, fue con la idea de reducir la exención tributaria. “Yo no puedo estar en desacuerdo con eso. Hablan de que se podría recaudar hasta US$ 1.900 millones adicionales, me parece una muy buena noticia”. En ese contexto, Fontaine destacó que en los dos primeros años de la ex presidenta Michelle Bachelet, la tasa de evasión del IVA estaba alrededor de 8% ó 9%, y que saltó a un 18% en los dos próximos años. “A mí me parece una llamada de atención bastante grave respecto a la ineficiencia del Servicio de Impuestos Internos (SII) de ese gobierno”. Independientemente “creo que todo lo que sea combatir la evasión es una buena cosa. US$ 1.900 millones de los US$ 5.000 que se pretende recaudar es un 38% (de la recaudación final de la propuesta: US$ 5.000 millones), una cifra muy importante.

Con todo, el ex ministro aseguró que “la suma total de los damnificados (por la propuesta) son de 945 mil en sus distintas condiciones, entonces me parece que esto no ayuda mucho (…) varias de estas propuestas en el fondo son peajes al emprendimiento, y por eso es que no estoy tan de acuerdo con el título (del libro) “Tributación para el Desarrollo”.

“La recaudación tributaria aumenta con el crecimiento económico. Esta fuente de incremento es la única que se puede considerar permanente”.

Por Francisco Pérez Mackenna* (La Tercera, Domingo 14 de Abril de 2013)

La campaña electoral partió y esto ya se empieza a notar. Los temas públicos salen al estrado y nuevamente les toca a los impuestos. Todos los gobiernos, desde el retorno a la democracia, hicieron una reforma tributaria. Paradójicamente, la excepción a la regla es el actual, que hizo dos. Aunque desde los 90 la pobreza se ha reducido sustancialmente y los ingresos del Fisco han aumentado notablemente, parece que las necesidades fiscales nunca cuentan con lo suficiente.

La candidata Michelle Bachelet, a su regreso a Chile, en uno de sus primeros anuncios programáticos ha propuesto una reforma tributaria “profunda”, la que buscaría recaudar alrededor de US$ 5 mil millones para prioridades sociales dentro de las cuales destaca un mayor apoyo a la educación. El monto es ambicioso, ya que supera dos puntos del PIB, lo que se traduce en una transferencia sustancial de recursos de los ciudadanos al Estado.

Paralelamente, en el Centro de Estudios Públicos (CEP) la próxima semana se lanzará el libro “Tributación para el desarrollo”, con propuestas de, entre otros, Vittorio Corbo y José Pablo Arellano. El documento es fruto de un trabajo conjunto del CEP y Cieplan. Temas como el FUT, las exenciones, los impuestos verdes y la reducción de la evasión son analizados, estimándose también que es posible pensar en una recaudación incremental de monto similar al indicado precedentemente.

La recaudación tributaria aumenta con el crecimiento económico. Esta fuente de incremento es la única que se puede considerar permanente. Las otras: aumento de las tasas, de las glosas y los individuos afectos, o la reducción de la evasión, son limitadas y sólo producirán el efecto deseado por una vez o dentro de un rango acotado. Además, y porque tienen impacImpuestos, desigualdades y un Big Mac to sobre el crecimiento, sus efectos sobre la recaudación serán neutralizados al principio parcial y eventualmente por completo, debido al efecto negativo que tienen los tributos sobre la base sobre la cual se aplican (este principio se conoce como la curva de Laffer).

La economía desgraciadamente no siempre resulta intuitiva, y el tema de los impuestos no es la excepción. Existe en la ciencia económica una proposición conocida como el Teorema de la Imposibilidad Redistributiva de Chamley y Judd. Según este teorema, los impuestos a las rentas del capital son tan distorsionadores que la tasa óptima a cobrarle al capital es cero. Una implicancia de lo anterior es que resulta imposible gravar a las rentas del capital con impuestos, transferirles los fondos recaudados a los trabajadores y aumentarles así sus ingresos de largo plazo.

Como lo señala en un reciente artículo el economista Garret Jones: “no es difícil, no es ineficiente, no es socialmente inútil, no es inmoral: es imposible”. Al gravar los ingresos del capital y transferirles la recaudación a los trabajadores, en el largo plazo se termina con una menor base de capital. Como los trabajadores requieren de éste para hacer su trabajo, el impuesto al capital les reduce su salario. Chamley y Judd demuestran, con supuestos bastante razonables, que la caída de los salarios es mayor que la transferencia recibida, por lo que los propios trabajadores salen perdiendo.

Detrás de las propuestas de mayores tributos suelen encontrarse argumentos en pro de mayor igualdad. “Para nivelar la cancha” se suele decir. Sin embargo, la experiencia acumulada demuestra que el único camino efectivo para mejorar nuestros índices de pobreza y distribución del ingreso radica en mejorar la productividad de los menos capacitados.

Ello implica mejor educación, pero nunca al costo de reducir la tasa de inversión. ¿Dónde estamos nosotros parados comparativamente en cuanto a productividad? El profesor de Princeton, Orley Ashenfelter, presentó recientemente un interesante estudio sobre un índice de salarios reales. Lo llamó “Big Macs Por Hora” (BMPH). Los dos extremos del índice son de 3,72 para Dinamarca y de 0,17 para Pakistán. Es decir, un trabajador del McDonald’s necesita sólo 16 minutos para ganarse un Big Mac en Dinamarca y seis horas en Pakistán. En EEUU el tiempo sería de 25 minutos. ¿Cómo andamos en Chile? De acuerdo con su estudio, nosotros necesitamos 1,75 hrs., tiempo similar al de Argentina y bastante menor que el de Brasil o Colombia.

Nuestra brecha de productividad es todavía muy grande respecto de los países desarrollados. Los salarios reales sólo podrán subir establemente si esa brecha se cierra. Es por ello que una mejor educación, tanto en calidad como en cobertura, combinada con una vigorosa inversión de capital, nos asegurarán altas productividades y por ende buenos salarios. El truco está en financiar el gasto en educación sin frenar la inversión, ya que ésta es necesaria para que el trabajo pueda ser productivo.

* Gerente general de Quiñenco.

Economista Luis Felipe Lagos, de Libertad y Desarrollo: Alza impuestos afecta crecimiento, empleo y bienestar de las personas

Luis Felipe Lagos expone en Comisión de Hacienda del Senado sobre proyecto de reforma tributaria.

Aquí link de presentación completa:

http://www.lyd.com/wp-content/uploads/2012/08/CHaciendaSenado.pdf

Felipe Morandé, economista y ex ministro de Estado: «Más carga tributaria puede afectar el ahorro nacional y la inversión, coartando las posibilidades de un crecimiento elevado»

LA TERCERA Sábado 28 de enero de 2012

Quiero partir disculpándome por tratar enesta columna un tema sesudo justo en mediode las vacaciones. Pero el veranono está sólo hot desde el punto devista de la temperatura, sino también por las veleidades de los“señores políticos”. Por eso, no está fuera de lugar un par de pelos más a uno de los temas candentes de la sopa estival: la even-tual (tal vez probable) reforma tributaria.

¿Qué significa una reforma tributaria? En general, un cambio sustancial a la estructura impositiva o a un conjunto importante detributos. ¿Cuál es el fin inmediato de una reforma tributaria? Pueden ser varios. Por ejemplo, la búsqueda de una menor evasión y elusión de impuestos para obtener una mayor recaudación. También se puede buscar deliberadamente un aumento en la carga tributaria promedio y la de algún sector de la población en particular (si son los de más altos ingresos, el propósito es redistributivo). O la autoridad puede querer que la estructura de impuestos sea más eficiente para estimular la inversión y el ahorro. Como el lector podrá adivinar, no es simple apuntarle a todos estos fines en forma simultánea, ni tampoco es claro que eso es lo que se persiga.

¿Qué han dicho los actores políticos? Para la Concertación, la reforma tributaria debe apuntar a aumentar la carga tributaria unos tres puntos del PIB para financiarun mayor gasto en bienes públicos. La lógica es que el nivel de de-sarrollo de Chile exige una mayor provisión de estos bienes públicos. Además, plantea un afán redistributivo al pedir un incremento en el impuesto a la renta de primera categoría a las empresas grandes y la eliminación del FUT. El gobierno, por su parte, quiere apuntar más bien a disminuir la elusión (“loopholes” en la legislación), a mirar modificaciones en la perspectiva de fomentar la inversión y también aumentar algo la carga tributaria (aparentemente manteniendo el impuesto a la renta de primera categoría empresas en 20%).

Soy de la opinión que mientras no se resuelva favorablemente el frágil y a ratos amenazante escenario internacional, es mejor postergar cualquier discusión tributaria. También creo que plantear un aumento en la carga de impuestos sin tener claro los proyectos de gasto público a los que se va a destinar la mayor recaudación es equivalente a poner la carreta delante de los bueyes. La gente puede y debe exigir saber cómo se usará la plata que le sacarán de su bolsillo. En tercer lugar, el debate debe incluir el uso del fondo de estabilización económica (el “chanchito” con los ahorros del Fisco y que actualmente cuenta con US$ 15 mil millones, mucho más -casi dos veces- de lo que se gastó el 2009 para enfrentar la severa recesión mundial de la época). Las perspectivas del precio del cobre en el mediano plazo son buenas, por lo que este fondo debiera seguir creciendo, lo que significa sacrificar a las actuales generaciones en beneficio de las futuras. ¿Es esto justo?

En la misma línea, también deben considerarse las amplias posibilidades de mayor endeudamiento que tiene el Estado de Chile, hoy un acreedor neto del sector privado interno y externo. Por último, si existe un afán redistributivo en las propuestas -quitarles a los ricos para darles a los pobres-, por más loable que sea, puede ser bastante ineficaz en su propósito. Los ricos siempre encuentran la fórmula para eludir parte de su carga tributaria. Es probadamente más eficaz redistribuir con una política de gasto fiscal bien focalizada -aun en segmentos de ingresos medios- y bien diseñada (el sistema de crédito fiscal universitario es, de paso, una mala política de gasto por su deficiente diseño).

Hay, al final del día, una disyuntiva que no se puede soslayar. Más carga tributaria pueden afectar el ahorro nacional y la inversión, coartando las posibilidades de un crecimiento elevado. Podemos tener tres o cuatro puntos más de recaudación, pero de un PIB medio estancado. En plata para el Fisco, esto puede ser menos que la actual carga tributaria (en porcentaje), pero de un PIB que crece más rápido. Esto último es lo que estaba en el programa del gobierno de Piñera, programa que le permitió ganar la elección presidencial hace dos años. Para tenerlo en cuenta.

Juan Andrés Fontaine, economista y ex ministro de Estado: «Los impuestos coartan la libertad individual y desalientan el esfuerzo y la inventiva, es contraproducente elevar la carga tributaria sobre las empresas»

EL MERCURIO, 22 de Enero de 2012.

En el debate tributario, la batuta la lleva la izquierda. La Concertación siempre ha postulado que los problemas sociales se resuelven por el simple expediente de incrementar el presupuesto y la carga tributaria. En cinco años, el gasto público trepó cinco puntos porcentuales del PIB, más que todo lo que recaudaría su reciente propuesta tributaria, y al menos en las protestas, no se sintió que ello hubiera contribuido mucho a satisfacer las aspiraciones sociales. Entonces, piden redoblar la dosis.

Lo novedoso es que desde la Alianza poderosas voces se han sumado a ese coro y han llevado al Gobierno a abrirse a un “perfeccionamiento tributario” que —se dice— aceptaría un mayor impuesto a las empresas, rebajaría algunos otros y aumentaría la carga tributaria general. Aunque los detalles son desconocidos, lo señalado marcaría una importante desviación del plan que la ciudadanía votó dos años atrás y podría alejarnos del gran objetivo de cruzar el umbral del desarrollo esta década.

Porque los impuestos coartan la libertad individual y desalientan el esfuerzo y la inventiva; han de subirse sólo si es estrictamente necesario. Gracias a nuestra virtud fiscal y buena fortuna, hoy no es del caso hacerlo. En verdad, el principal “problema” fiscal es cómo administrar la riqueza que día a día se acumula el fisco. Los ahorros en el Tesoro Público ascienden a más de US$ 30.000 millones, excediendo lo que es una reserva razonable para tiempos de vacas flacas y han transformado al fisco —inusualmente— en un acreedor neto. Mientras el cobre siga sobre los US$ 3 por libra esos ahorros seguirán subiendo. No hay buenas razones para que el Estado renuncie a su capacidad de endeudamiento (hoy muy barato), acumule ahorros indefinidamente y recargue al sector privado con impuestos que limitan sus opciones de ahorro e inversión.

Particularmente contraproducente es elevar la carga tributaria sobre las empresas. No será posible cumplir nuestras metas de desarrollo y creación de oportunidades para todos sin mayores tasas de inversión, ahorro y productividad. Ello requiere fomentar un clima propicio al emprendimiento y la innovación, como lo ha estado haciendo el Gobierno con su Agenda de Impulso Competitivo y otras medidas.

Los impuestos son un peaje al emprendimiento y la innovación. Ahora que las perspectivas del mundo desarrollado se ensombrecen, es nuestra oportunidad para atraer inversiones y talentos extranjeros a una amplia gama de industrias. Un alza de impuestos empeoraría nuestra posición para enfrentar esa ardua competencia internacional.

Nuestra estructura tributaria sirve enormemente para estimular el ahorro, ingrediente clave de una estrategia de desarrollo acelerado. Las utilidades ahorradas, ya sea en las empresas que las originaron o en sociedades de inversión, quedan sujetas a una tributación menor mientras no son retiradas por sus dueños para ser destinadas a su consumo personal. Se favorece así la inversión de la gran mayoría de las empresas, que no cuenta con acceso expedito al mercado de capitales. Además, se propicia el financiamiento de las empresas vía capital propio en lugar de endeudamiento, fortaleza patrimonial que vaya que nos ha ayudado a sortear dificultades financieras.

Se arguye que aminorar la brecha entre las tasas tributarias de personas y empresas lograría mayor equidad horizontal. Nada impide establecer un incentivo tributario semejante para los contribuyentes de los impuestos personales. Se argumenta también que dicha brecha alentaría cierta elusión de impuestos. La OCDE estima en 2,5% del PIB la recaudación perdida. El Servicio de Impuestos Internos cuenta con todas las atribuciones para fiscalizar y castigar los abusos y los fraudes. Y, desde luego, si éstas fuesen insuficientes, cabría reforzarlas. Pero la argucia más común, que es hacer pasar consumos propios por gastos de alguna empresa, no se resuelve elevando su tasa de impuestos.

En el debate político, pareciera que la reforma tributaria es vista como señal de compromiso con una mayor igualdad de oportunidades. Nada más equivocado. Es la marcha a paso rápido hacia el desarrollo la que nos permitirá superar la pobreza y dar mejores oportunidades a todos. El ex Presidente Lagos se pregunta si aspiramos a una sociedad rica e igualitaria como la japonesa o a un EE.UU., próspero pero más desigual. Qué duda cabe: el programa que la Alianza le ofreció al país opta por la diversidad en lugar de la uniformidad; por emparejar la cancha de las oportunidades en lugar de aplanar los resultados; por premiar los emprendimientos exitosos en lugar de la capacidad de presión en pos del subsidio estatal preferido.

Juan Andrés Fontaine, economista y ex ministro de Estado: «Un aumento de impuestos que daña la capacidad de ahorro de los afectados, ya sea de empresas como de personas»

REVISTA CAPITAL, Número 316 (30 de diciembre del 2011 al 26 de enero del 2012)

-Cómo resumiría su 2011?
-Tuve una primera mitad abocado con entusiasmo a una misión que me motivó mucho y que era servir a Chile. Agradezco esa oportunidad y estoy satisfecho con la labor desempeñada. La segunda mitad, he estado digiriendo el golpe y reinsertándome en la actividad privada.

-¿Cómo está su relación con el presidente?
-Cordial, como siempre.

-Pero salió bien dolido…
-Fue abrupta mi salida, inesperada. Estaba trabajando en una agenda que contaba con el apoyo del presidente, de manera que fue una sorpresa. Pero así es la política. Él estimó que había que reforzar la presencia de la UDI en el gabinete y yo, siendo intransablemente independiente, tuve que dejarle el espacio.

-Al poco tiempo, usted le hizo duras críticas a su sucesor, Pablo Longueira. Dijo que era el retorno de la vieja derecha, cortoplacista, con tintes socialistas. ¿Sigue creyendo lo mismo?
-Más allá de su persona, dije que advertía una inclinación en orden a reaccionar al derrumbe estrepitoso de la popularidad del gobierno dándole la espalda a nuestro programa y levantando las banderas del adversario. Una estrategia que en política es muy conocida, pero que creo está condenada al fracaso. El programa sí estaba dando buenos resultados y perseverar en éste, con el foco en el crecimiento contra vientos y mareas, es la mejor recomendación desde el punto de vista técnico y político.

-¿Cree que con su agenda habría podido revertir la popularidad?
-Así va a ser. Pese a la falta de suficiente convicción y compromiso que creo que se debería tener, se está avanzando en la agenda que ya venía y que está en el Congreso.

-Si no ve suficiente compromiso con esta agenda, quiere decir que es la estrategia para subir en las encuestas la que permanece…
-Bueno, partamos por lo obvio. Pedirle la renuncia al ministro que encabezaba esa agenda, cuando ésta empezaba a encontrar cierta resistencia, no es precisamente una señal de máximo apoyo. Pero más allá de eso, creo que una agenda que comprende la labor de 12 ministerios, que significan 24 proyectos de ley y 50 medidas, requiere ser asumida por el propio presidente y los ministros como un asunto prioritario, y percibo que eso no ha sido así, más allá de que en los discursos siempre se menciona. Falta compromiso, falta que el gobierno se la juegue con todo por estos proyectos.

-¿Y no puede ser que el presidente no esté convencido de la agenda que usted plantea?
-Creo que tiene la convicción en abstracto pero, llegado al momento de las decisiones, esa convicción se desdibuja por un afán de buscar satisfacer simultáneamente 7 o 15 objetivos. Entonces, la acción del gobierno pasa a ser una suerte de fuego artificial que genera un mundo de colores atractivos pero que, a poco andar, no son más que eso.

Al gobierno le falta foco. La meta que debiera proponerse el gobierno, a mitad de camino, es entregar el país mejor de lo que lo recibió. Eso exige focalizar la acción en unas pocas prioridades y acelerar hacia ellas sin dispersarse.

-El ministro Longueira tiene un foco bien claro: aparecer como el gran defensor de la clase media y los consumidores, y de paso, subir en las encuestas. Lo que pasa es que no es el mismo foco suyo.
-No me voy a referir a su estrategia personal. Pero en relación a su defensa del consumidor y de la libre competencia, esos son aspectos cruciales de nuestro programa. Yo impulsé como ministro el proyecto del Sernac Financiero, que contó con importantes reticencias en el gobierno, y apoyé las acciones del Sernac. Lo mismo en libre competencia.

Lo que produce una disonancia es la estridencia con que las autoridades políticas están manejando estas noticias. Eso es negativo, porque en lugar de apoyar los objetivos verdaderos, éstos se desvalorizan y pasan a ser vistos como una maniobra de carácter político. Lo que sí creo es que las autoridades tienen un rol fundamental que cumplir en el avance de los proyectos para defensa de la libre competencia. Yo dejé en tramitación el que permite la venta de remedios en locales que no sean farmacias y echo de menos una acción más enérgica de parte del gobierno en este asunto.

También está el proyecto que facilita la constitución de sociedades, el cual incentiva la competencia. Y en la Agenda de Impulso Competitivo hay varias medidas en ese sentido, como liberar el cabotaje, darles movilidad a las garantías de los bancos y facilitar el crédito de las pymes. Esos 5 proyectos buscan más competencia. Ese tiene que ser el rol de gobierno, y dejar a las agencias fiscalizadoras que hagan su tarea.

-Como el publicitado allanamiento a los supermercados…
-Los allanamientos son un procedimiento legal para recabar las pruebas necesarias. Se hizo en el caso de los pollos cuando yo era ministro, en forma más discreta. Ahora se hizo con los supermercados de una manera muy bullada.

Cuando cojea la pata

-Hay una sensación de que el gobierno está en una ofensiva contra los empresarios…
-No comparto esa lectura. Lo importante es que las acciones de defensa de libre competencia y del consumidor tienen que ser acompañadas con igual energía que aquellas acciones que promuevan la inversión, el emprendimiento y la productividad. Si esa pata cojea, claro que queda la sensación de que el gobierno se ha volcado contra los empresarios.

-Si usted compara ambas gestiones, ¿hay más casos en el periodo de Longueira, o fueron distintos para abordarlos en los medios?
-Primero, el ministro de Economía no es el responsable de esta materia, sino el Fiscal Nacional Económico, que es autónomo. Yo sólo recibía información de los casos que se estaban investigando, pero nunca los detalles ni menos las acciones que se estaban efectuando.

Lo que sí marcó una diferencia fue la repercusión mediática que tuvo el asunto de los supermercados, y tal vez la tendencia de las autoridades, tanto del ministro de Economía como de otros, de comentar estos temas en la prensa. Yo preferí un perfil más bajo.

-¿Y pagó el pato por ese perfil bajo?
-Al contrario. Creo que fue eso lo que me permitió avanzar en esta batería de iniciativas.

-¿Tiene esperanza de que el gobierno retome su agenda con energía, aunque la rentabilidad no sea inmediata?
-La rentabilidad es más inmediata de lo que parece. Primero, porque la economía mundial nos va a provocar un bajón en crecimiento y en la inversión, lo que significa una menor creación de empleos, cuando el puntal ha sido justamente la vigorosa creación de empleos. Si eso se pone en riesgo, la situación política del gobierno, lejos de mejorar, va a empeorar.

Y una manera de evitar el riesgo es mantener el foco en estas medidas que despejan el horizonte y la incertidumbre para los empresarios.

Problemas de imaginación

-Y en este escenario, en que el Banco Central pronosticó un menor crecimiento, ¿cómo cae una reforma tributaria?
-Bueno, aquí se está planteando un escenario de desaceleración global, incluso de estancamiento en algunas economías importantes, pero no en el sentido de que sea una hecatombe para Chile. Ahora, esto sí implica que las oportunidades de crecimiento para nosotros se vean mermadas y por eso la tasa de crecimiento en torno al 4% que plantea el Banco Central me parece razonable.

Es extraordinariamente importante mantener al empresariado chileno y extranjero mirando al mediano y no el corto plazo. Esto es un bache en el camino, no es un cambio de trayectoria de la economía chilena y para eso precisamente hay que mantener este clima pro inversión, pro ahorro, pro productividad. En esa línea, un aumento de impuestos que daña la capacidad de ahorro de los afectados, ya sea de empresas como de personas, es negativo.

-La idea, supuestamente, es subirle a las empresas y bajar el de las personas.
-Yo no sé cuál es la idea. Quienes quieren subir los impuestos deben fundamentar primero cuáles son esos proyectos en que hay que gastar más recursos y, una vez conocidos, evaluarlos, ver cuánto cuestan; y en tercer lugar, cómo se financian. Ahora, no deja de ser paradójico que en un país como Chile, que tiene un nivel muy bajo de deuda pública, que tiene ahorro por 30 mil millones de dólaresen manos fiscales –o sea, los cofres fiscales rebosantes de dinero–, que es dueño de empresas que hoy valen oro, como Codelco, lo primero que surja de la mente de nuestros políticos es que deben subir los impuestos. Es simplemente una señal de absoluta falta de realismo e imaginación.

-¿Es irse por el camino fácil para solucionar el conflicto social?
-Creo que como el mayor gasto en educación no ha dado resultados en ningún gobierno, ya no es un argumento que convence. Por eso, pareciera que el aumento de impuestos pasa a ser una señal política de compromiso detrás de ese objetivo. Quiero creer que es apretar a los ricos no sólo por apretarlos, sino porque hay un genuino interés por ayudar en esta materia.

-Una de las banderas de Piñera era que este gobierno de gerentes iba a hacer más eficiente el gasto público, pero parece que eso no ha ocurrido.
-Subir los impuestos hoy, y subirlos para abordar problemas sociales importantes, como la educación, no es la nueva forma de gobernar. La nueva forma de gobernar es abordar estos problemas con eficiencia, recortar gastos desde donde es posible y sólo subir los impuestos en caso de que eso fuese estrictamente necesario antes de haber visto otras alternativas de financiamiento que están a la mano.

-¿Le decepciona ese tipo de actitudes?
-Me decepciona la facilidad con que nuestros políticos se sienten inclinados a darle la espalda al programa que llevó al presidente Piñera a La Moneda, y que es un programa para cruzar el umbral del desarrollo durante esta década, de creación de empleos, de medidas para mayor inversión, ahorro y productividad.

-De sus palabras se desprende que ve cierta irresponsabilidad detrás de esta llegada de los políticos al gabinete.
-Lo que hay es una ambigüedad más que una irresponsabilidad. Había un relato muy claro que era la nueva forma de gobernar para hacer de Chile un país desarrollado. Las propuestas tributarias que circulan están a años luz de ayudarnos a ser desarrollados.

-¿Cómo ve a Felipe Larraín en esta discusión? ¿Muy incómodo?
-Bueno, él ha planteado en forma enérgica y convincente que el programa educacional planteado para el próximo año no requiere de un aumento de impuesto.

-Pero un ministro de Hacienda que hace una reforma tributaria que no comparte es un escenario difícil, ¿no?
-Eso habría que preguntárselo a él, pero yo no doy por terminada esta controversia en absoluto y pienso que sería un error subir los impuestos en este momento.

Cuestionar, pero con solidez

-¿Qué le parecen las críticas de los senadores al Banco Central, en el debut de su nuevo presidente? ¿Es correcto cuestionar a esta institución?
-Cuestionar es una buena cosa. Cuando diseñamos el Banco Central autónomo siempre pensamos que esta instancia –donde se presenta el IPOM– era la más importante de revisión de lo que se estaba haciendo y esperábamos que eso se prestara para un análisis a fondo de las decisiones que tomaron y de lo que viene para adelante. En general, no ha sido así. Sin embargo, creo que decir que las proyecciones son autocomplacientes me parece liviano. Yo hubiera preferido un cuestionamiento más de fondo.

-¿Ya perdió la esperanza de entrar al Banco Central?
-Yo siento un gran orgullo de haber participado en las definiciones base que dieron origen al Banco Central autónomo y nunca hice ni participé en la elaboración de la ley orgánica del Banco Central, ni del debate posterior, con ánimo de engrosar mi currículo o de recibir honores o cargos. Así que me doy por satisfecho con eso. En el sector privado tengo un amplio campo para desarrollarme, de manera tal que no es para mí en absoluto una necesidad.

Estudio Libertad y Desarrollo: «Alzas permanentes de impuestos pueden tener efectos nocivos sobre la actividad económica»

La revisión de la literatura empírica sugiere que alzas permanentes de impuestos pueden tener efectos nocivos sobre la actividad económica. De acuerdo a un estudio elaborado por LyD, éstos actuarían principalmente a través de una menor inversión. En el caso particular de la economía chilena, el efecto contractivo sobre la inversión sería más importante para las PYMES debido a la restricción de financiamiento de fuentes externas que experimentan. Esto es crucial, ya que estas empresas son las mayores generadoras de empleo.

Con respecto a los efectos redistributivos de los impuestos, la evidencia disponible es concluyente señalando que no existe tal efecto. En cambio, sí es relevante el efecto del gasto fiscal sobre los indicadores de desigualdad. Esto sugiere que la recaudación tributaria debe ser lo más eficiente posible, en el sentido de minimizar los efectos distorsionadores de los impuestos que perjudican el crecimiento, y concentrar el rol redistributivo en un gasto fiscal bien focalizado hacia los más desposeídos. Insistir en una alza de impuestos podría incluso generar efectos adversos sobre la distribución del ingreso al reducir las posibilidades de empleo de los más pobres.

Ver Informe completo aquí

Peter Kellner, fundador de Endeavor: «Incrementos a los impuestos a las utilidades están asociados a menor crecimiento económico, impacto negativo en la inversión y el empleo»

Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile (CNDC), Enero 2012

«Que las Pymes se conviertan en grandes empresas es lo único que reduce la desigualdad».  Peter Kellner, fundador de Endeavor

Índice

•  Contexto del trabajo realizado
•  Introducción al debate tributario actual
•  ¿Por qué un alza en la tasa de impuestos puede ser dañina para las Pymes, para la recaudación fiscal y para el país?

•  Propuesta de perfeccionamiento tributario para fortalecer las Pymes y protegerlas de una crisis internacional.

•  Otras propuestas anteriores no tributarias y nuestra experiencia
•  Alcances del Trabajo realizado
Este trabajo se da en el contexto de una reforma o perfeccionamiento tributario anunciado para Chile este año 2012, por el Presidente de la República.
Hemos recibido como Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de Chile (Conapyme) una invitación por parte del Ministro de Hacienda a expresar nuestros desafíos, inquietudes y oportunidades como Conapyme, frente a las implicancias de una reforma tributaria para nuestro sector en particular y el país en lo general. Celebramos y valoramos la disposición a escuchar, conversar y discutir del Ministro Felipe Larraín B y de su Ministerio con nuestro sector.
Este trabajo se ha realizado por encargo y basado en los lineamientos de nuestro presidente de la Conapyme el Señor Juan Araya y de los 8 gremios que integran nuestra confederación.
Al momento de realizar nuestro trabajo no conocemos, como la mayoría del país, la propuesta del gobierno sobre esta materia, ni contamos con muchísima información relevante para dimensionar los impactos de ésta para el país y nuestro sector. Sin embargo tenemos una claridad muy relevante sobre los efectos de potenciales incrementos de tasa en el impuesto de primera categoría en la economía y en nuestro sector. Del mismo modo tenemos una nítida visión de los impactos negativos que puede producir cualquier elemento de esta reforma que afecte la liquidez y acceso al mercado financiero para el capital de trabajo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de Chile. Por último nos parece oportuno presentar una serie de propuestas tributarias y otras para darle más oportunidades, mayor productividad y estabilidad a las Pymes, con el impacto positivo que ello genera en el empleo, de los que más problemas tienen para acceder al mercado laboral; y para disminuir los elevados niveles de desigualdad de nuestro querido país.
Alfonso Swett Opazo Carlos Boada Campos
Asesor Económico de la Conapyme Asesor Jurídico Conapyme
•  Introducción al debate tributario actual
Tenemos muy claro que L l os sistemas tributarios y sus estructuras hay que analizarlos en el contexto de largo plazo, buscando estabilidad; y no sobre alguna coyuntura social, política o económica determinada; ya que es un elemento clave a la hora de evaluar una inversión o un emprendimiento de mediano y largo plazo, la equidad y la igualdad de op o rtunidades. Lo anterior se debe al efecto muy importante de los sistemas tributarios en el crecimiento, el empleo, la equidad y la eficiencia. Sin embargo, hoy no podemos dejar afuera de este debate la realidad actual de las micro, pequeñas y medianas empresas, del contexto económico y competitivo del país, y el contexto tributario actual del país.
2.a- La realidad de la Micro, Pequeña y Mediana empresa en Chile.
En Chile, cerca del 80% del empleo lo dan las micro, pequeñas y medianas empresas. Sólo la microempresa (empresas que tiene entre 1 y 9 trabajadores), entrega en torno al 41% de los empleos.
Entre el año 2005 y 2008 (previo a la crisis internacional), mientras las grandes empresas crecían en este país al 28%, la mediana decrecía al 1,3% y la pequeña apenas crecía al 0,9%. Esto ha llevado a estas últimas empresas a una situación de debilidad, en donde muchas han tenido que pasar a la informalidad para sobrevivir, con las consecuencias negativas en el ámbito laboral, social y de recaudación tributaria que esto implica. Es así que si hoy tenemos en el país más de 800.000 PYMES, se estima que un número mayor o igual a este se encuentran en la informalidad, generando un empleo precario y con poca seguridad social. La situación actual de estas empresas no se correlaciona con el desempeño de nuestra economía. ¿Por qué?, aparte de la pérdida constante de su poder de negociación, conocimiento y tecnología frente a las grandes empresas, se suma su muy bajísimo acceso al financiamiento para hacer frente a estos problemas, sobre todo capital de trabajo. Ese en este último punto donde los impuestos y el los FUT tienen mayor impacto en las micro, pequeñas y medianas empresas, a diferencia de las grandes empresas donde el mayor impacto se produce en la inversión.
No existe ninguna economía en el mundo que se desarrolle sin una participación importante de las empresas pequeñas.
Se estima que la cantidad de empresas pequeñas y medianas formales en Chile es igual a la cantidad de las informales. Estas empresas informales, en el entorno económico y laboral actual en Chile, pasan a transformarse en opciones válidas de creación de empleo, aunque distan de presentar condiciones aceptables de estabilidad y protección laboral y social es decir no cumplen con los estándares que la OIT ha definido como un Trabajo Decente. En e ste tipo de sta empresa los trabajadores carecen de contrato escrito, no están cubiertos por el salario mínimo , no están afiliados a algún sistemas de salud, ni previsional, trabajan más horas que las legales y están sujetos a mayores riesgos de accidentes en el trabajo . Al mismo tiempo estos trabajadores carecen de antigüedad, de seguros de salud o desempleo. En definitiva con frecuencia, aquí no se respetan los derechos laborales básicos.
Asimismo, la exclusión de estas empresas se asocia con su falta de acceso a las políticas de fomento y, en particular, al crédito, la capacitación y los mercados. Esta es la lógica de la sobrevivencia, donde el sector informal es el resultado de la presión del excedente de mano de obra por empleo, cuando los buenos empleos, generalmente en los sectores modernos, son insuficientes . Se produce entonces en el campo laboral una acumulación de trabajo no declarado y de trabajo precario, conceptos que se identifican usualmente con la informalidad. Es así como la informalidad es más común en el segmento de baja productividad del mercado laboral. Investigaciones de la OIT también confirman el alto costo de la formalidad, por esto el sector informal opera, más allá de la regulación. Sin embargo, de esta manera evita los costos, pero también pierde las oportunidades de incorporarse plenamente al proceso de modernización y de aportar al desarrollo social y económico del país.
En el año 2006, alrededor de un quinto de todos los chilenos empleados no tenía un contrato de trabajo formal o no contribuía al sistema de seguridad social. Más aun, muchos trabajadores independientes, que representan un quinto del total de la fuerza laboral, deberían probablemente ser incluidos dentro del empleo informal ya que solamente un 22% de ellos paga las contribuciones de seguro social sobre las bases de un sistema voluntario.
Si se utiliza el número de trabajadores cuenta propia como una estimación de la informalidad en Chile, se obtiene que según CASEN 2009 existen 1.337.219 personas en el sector informal lo que corresponde a un 20.14% del total de ocupados.
2.b- Contexto económico y competitivo actual en que se da el debate tributario.
Chile macroeconómicamente ha tenido dos años extraordinarios, alcanzando una tasa de crecimiento que no veíamos hace más de una década. Este notable desempeño ha estado muy bien acompañado de un desempleo bajo, inversión, deuda pública baja, tasa de interés baja e inflación controlada. Sin duda, un par de años extraordinarios no son sinónimo de una situación de riqueza permanente; ni mucho menos solvencia y despegue para la micro, pequeña y mediana empresa. Además, todo esto se ha dado en un contexto macroeconómico internacional de mucha debilidad y con el potencial de no sólo desacelerar nuestra economía, sino de afectarla en forma significativa.
Hoy el mundo está enfrentando una crisis financiera global, que tiene dos componentes muy relevantes para nosotros. En primer lugar como estiman los economistas Ken Roggof y Carmen Reinhart, los elevados niveles de deuda con respecto al PIB, del 90%, se relacionan con perspectivas de crecimiento muy reducidas. En segundo lugar estamos frente a una situación de la banca europea tremendamente riesgosa y compleja, donde está en juego la sobrevivencia de una parte muy importante de la banca europea. En conclusión el estallido de una crisis más compleja en Europa que involucre a la Banca europea, va a acarrearnos problemas importantes en Chile, por el financiamiento antes que por el PIB, el empleo o incluso el precio del cobre. Hoy Chile está muy expuesto al financiamiento proveniente de Europa, el que equivale al 40% del PIB, siendo el país más expuesto de la región, seguido por Brasil con un 15% del PIB y luego Colombia y Argentina con un 7% del PIB. Teniendo claro que la mayor dificultad de las Pymes es su acceso al financiamiento para su capital de trabajo, siendo de esta forma la micro, pequeña y mediana empresa las más expuestas a la crisis económica mundial, no podemos permitirnos que una reforma o perfeccionamiento tributario ponga a estas empresas en una situación incluso más vulnerable.
En términos de competitividad, nuestro país ha ido perdiendo terreno en forma importante en los últimos años. Nuestra tasa de productividad total de los factores (PTF) ha caído sistemáticamente desde el 2006, sin embargo a fines del 2011 (2010 2T-2011 3T), se pudo apreciar un pequeño repunte del 0,1%, bajo la metodología del PIB tendencial y 0.9% bajo la metodología Solow. La productividad laboral ha crecido muy por debajo de lo que ha crecido el país.
2.c- Contexto Social en que se da este debate.
Chile tiene el coeficiente Gini (0.5) más alto entre los países de la OECD, lo que significa la desigualdad más alta. En el periodo 2005-2009, el 10% de los hogares de mayores recursos ganan 20,7 veces más que el 10% de Chilenos más pobres. La desigualdad hay que entenderla entre la distancia entre ricos y pobre y no como las necesidades y aspiraciones reales de la clase media. Según la ultima encuesta CASEN en Chile hay 2,564,000 millones de personas que sufren de la pobreza, es decir un 15,1% de la población se encuentra en este lamentable estado. Si bien hoy la tasa desempleo es del 7,4% en Chile, la tasa de desempleo de la pobreza indigente es de un 51%.
Aproximadamente una de cada 5 personas es pobre en Chile, mientras el promedio de la OCDE es una de cada 10. Además el 38% de los chilenos reporta que le es difícil vivir de sus ingresos actuales, un porcentaje muy por encima de la media de la OCDE de 24%. Relacionado con la alta tasa de pobreza y la distribución inequitativa del ingreso es el nivel de confianza en las demás personas; el 87% de los chilenos sospechan de la gente. Con esta cifra Chile se encuentran significativamente por arriba del promedio de la OCDE de 41%.
Las principales causas de desigualdad y de desconfianza en Chile, tiene sus orígenes en la calidad y acceso a la educación y en la incapacidad de generar más Pymes sustentables que puedan operar en la formalidad y en las oportunidades reales que se les den para crecer
2.d- Contexto tributario Fiscal en que se da el actual debate.
Hoy nos vemos enfrentado s a demandas sociales muy relevantes y reales para Chile. Para hacer frente a estas demandas se han dado cifras que oscilan entre los 4.000 millones de dólares hasta los 8.000 millones de dólares anuales de mayor recaudación. No nos corresponde validar y opinar sobre algún número de este rango. Sin embargo nos interesa profundizar el contexto de los ingresos tributarios del país, es así como la recaudación acumulada en el periodo Enero- Octubre 2011, alcanzó la cifra de 34.667 millones de dólares lo que implica una aumento con respecto al mismo periodo del 2010 de un 16,3%, lo que generó una mayor recaudación de 4.870 millones de dólares. Es más nuestra proyección de mayor recaudación para el año 2011, debería estar cercana a los 6.000 millones.
Si bien hoy en Chile no conocemos los proyectos acabados y específicos que requieren recursos superiores a los que el sistema tributario actual es capaz de generar, ni tampoco cuantos son realmente los recursos adicionales que se requieren; tenemos la convicción de que más que una reforma tributaria, lo que el país requiere es un perfeccionamiento tributario. Lo anterior se basa en los rangos que se han dado de recursos adicionales que se requieren ( sin conocer la real dimensión de é e stos) y en los recursos reales adicionales en que está aumentando la recaudación del sistema tributario. ( cercano a los 6.000 millones de dólares).
Lo que si nos preocupa es no ver en las 4 prioridades del gasto público, para el presupuesto 2012, que asciende a 60.299 millones de dólares, la importancia de reducir la desigualdad, incorporando a los más pobres al mercado laboral ( 51% de desempleo tenemos en Chile en la pobreza indigente y 25,8% en la pobreza no indigente); e incentivando y promoviendo la competividad, sustentabilidad y emprendimientos de las Pyme como medio para incorporar a los que más sufren al mercado laboral . Estas 4 prioridades son Educación con un presupuesto de 11.970 millones de dólares, Salud con un presupuesto de 11.970 millones de dólares, Seguridad Ciudadana y el Combate a la pobreza. Esta última (combate a la pobreza) enfocada a la bonificación del ingreso familiar, a poner fin a 97 aldeas y campamentos, a la creación de un nuevo ministerio de desarrollo social y a una nueva ficha de protección social; sin embargo la evidencia empírica y nuestra experiencia como país nos han demostrado de que no hay forma más exitosa para sacar a una persona del lamentable estado de pobreza, que la incorporación de ésta al mercado laboral. Y es en este último punto donde la Pymes juegan y pueden jugar un rol mucho más importante en reducir la desigualdad en Chile, si tuviesen el apoyo que este desafío país requiere .
3.¿Por qué un alza en la tasa de impuestos puede ser dañina para las Pymes, para la recaudación fiscal y para el país?
3.1- Marco Conceptual.
Lo que se debe buscar en una reforma o perfeccionamiento tributario es maximizar la recaudación, promoviendo la equidad, la inversión, el empleo, el crecimiento y la simplicidad; y produciendo la menor distorsión posible dentro de la economía.
Hoy lamentablemente se está instalando en la discusión pública el debate sobre cual debería ser la tasa de impuesto de primera categoría y la eliminación de ciertos mecanismos que promueven la inversión como el FUT, más la incorporación de algunos nuevos impuestos ( impuestos verdes). Lo peor de esta discusión es que focalizarse en las alzas de tasas y eliminación de mecanismos pro inversión; tiene el alto potencial de disminuir la recaudación fiscal, o sea que el estado termine recolectando menos impuestos afectando la desigualdad, la inversión, el emprendimiento, el financiamiento, la supervivencia de las micro, pequeñas y medianas empresa, el empleo, el crecimiento, y por desgracia , s a los que más sufren del terrible mal llamado pobreza.
3.2- Efectos en la inversión y en el crecimiento de un alza de tasas.
Es recomendable revisar el En el estudio de la OECD, Do tax structures affect aggregate economic growth? Empirical evidence from a panel of OECD countries . Este estudio examina la relación entre las estructuras de impuestos y el crecimiento económico, para lo cual se realizaron análisis de regresión para 21 países de la OECD, en donde tanto la acumulación de capital humano y físico se incorporaron al análisis.
Los resultados de este estudio de la OECD sugieren que los incrementos a los impuestos a las utilidades son los que están más asociados a menor crecimiento económico, o sea los que tienen más impacto negativo en la inversión, el empleo y el crecimiento. Por otro lado los que están menos asociados a menor crecimiento económico son los impuestos al consumo y las propiedades. » Property taxes, and particularly recurrent taxes on immovable property, seem to be the most growth-friendly, followed by consumption taxes and then by personal income taxes. Corporate income taxes appear to have the most negative effect on GDP per capita. These findings suggest that a revenue-neutral growth-oriented tax reform would be to shift part of the revenue base towards recurrent property and consumption taxes and away from income taxes, especially corporate taxes. There is also evidence of a negative relationship between the progressivity of personal income taxes and growth. All of the results are robust to a number of different specifications, including controlling for other determinants of economic growth and instrumenting tax indicators».
Chile recauda más impuestos por el impuesto a las empresas que el promedio de la OECD: 5,6 % del PIB, contra 3,9% del promedio OECD.
3.3- Consecuencias y aprendizajes de la reforma tributaria de 1990 en la Pymes
En el caso de la discusión sobre el potencial incremento de la tasa de impuesto de las empresas, la evidencia de los efectos negativos, analizando entre otros elementos, la reforma tributaria de 1990 en Chile, sobre la inversión y el empleo es contundente. Un 10% de aumento en la tasa de impuesto a las utilidades retenidas disminuye la inversión privada en alrededor de un 1% del PIB. Es esta caída de la inversión la que se transforma en un importante impuesto al empleo. Lo anterior se ve en todos los estudios internacionales y nacionales serios y sin sesgos, o sin muestras poco representativas de la realidad.

Economista José Ramón Valente: «El país no será más justo aplicando más impuestos; para hacer un país más inclusivo tenemos que focalizar mejor el gasto»

REVISTA COSAS, 14 de Octubre de 2011.

El mundo no está tranquilo. La situación en Europa es en extremo delicada y Estados Unidos está en el ojo del huracán. No son pocos los economistas que están anunciando su muerte o, al menos, la peor caída de su historia. José Ramón Valente, director ejecutivo de Econsult, es un optimista al respecto y no tiene entre sus planes que los estadounidenses vayan a dejar de gravitar. “Son un pueblo de 300 millones de personas que no va a dejar que su país caiga”, asegura.

La misma tranquilidad intenta transmitir cuando analiza la situación a nivel nacional. Mientras, en Chile la situación está en una tensa calma a la espera de las repercusiones de todo el ruido que se genera en el norte, la economía debiera cerrar con buenas cifras de crecimiento y empleabilidad. Para Valente, Chile está bien preparado. El Banco Central ha estado subiendo la tasa de interés, por lo que si se necesitara bajarla, hay un margen para hacerlo y darle dinamismo a la economía y, por otra parte, existe una buena reserva de dólares comprados muy baratos. “Tenemos buenas municiones a nivel del Banco Central, lo mismo que en Hacienda. Es en estos momentos, cuando existe incertidumbre en el contexto internacional, que se aprecia lo duro que han sido los ministros de Hacienda, en términos de ser apretados con la billetera. Así, en épocas de crisis, hay flexibilidad para dar algunos alivios a la gente. Tenemos buenas municiones. El tema es ocuparlas cuando es necesario y no hacer disparos al aire”.

–¿Estamos en un mejor pie que hace unos años cuando enfrentamos la crisis financiera y la subprime?
–Te diría que, comparativamente, en ese momento teníamos un porcentaje más grande de ahorro en las cuentas de afuera. Andrés Velasco ocupó parte de esos ahorros en sortear la crisis financiera mundial y en los programas sociales de Bachelet y no fue hace mucho tiempo, por lo que todavía no hemos sido capaces de juntar la misma cantidad de plata, aunque aún tenemos. Hemos sido un poquito más laxos en los últimos años, como por ejemplo con los costos del terremoto. También, parte de las políticas de Velasco y Michelle Bachelet, que debían haber sido temporales, se convirtieron en permanentes, lo que ha elevado el nivel de gasto público.

–El cobre ha empezado a mostrar algunos signos de inestabilidad y si bien el futuro de China es auspicioso, seguimos dependiendo de su crecimiento. ¿Hasta qué punto llega la dependencia del cobre?
–Esto es igual que en una familia. Uno es más o menos dependiente de los ingresos y de las costumbres de gasto. Si tú eres relativamente ahorrativo, puedes absorber una caída de tus ingresos, el tema es que hemos creído que el cobre iba a estar alto para siempre y subiendo nuestro estándar de gasto como si esto fuera permanente, lo que nos hace estar más vulnerables, en vez de que si hubiésemos seguido con el ritmo de ahorro que llevábamos hasta 2007. De 2008 hacia adelante llevamos un ritmo de gasto que se ha duplicado.

–¿Un aumento de gasto innecesario a su gusto?
–Siempre las necesidades son urgentes y siempre es necesario gastar en la gente y su bienestar. El problema es que los recursos no van a estar siempre. Es más razonable subir el estándar de vida en la medida de nuestras posibilidades reales. Es como la gente que al primer sueldo bueno, se compra un auto caro y después no tiene cómo pagarlo. Chile no puede creerse más rico de lo que es. Una parte de creernos ricos es porque China está creciendo al 11 por ciento y el cobre estuvo arriba de cuatro dólares. Yo sería, por formación, más cauto.

–Las proyecciones de crecimiento de Chile son bastante optimistas para este año y están en torno al 6,5 por ciento y al 5 para 2012. Sin embargo, la sensación ambiente es diferente con los nubarrones que se acercan.
–La economía ha sido muy dinámica, generando empleo, productos, masa salarial para que la gente consuma… Por primera vez en 10 años, el país va a crecer sobre la media mundial. El mundo está creciendo al 4,5 por ciento y en la combinación 2010-11, nosotros vamos a estar en torno al 6. Le estamos ganando al resto del mundo por casi dos puntos. La meta ambiciosa es seguir creciendo más que el promedio. Así vamos a cerrar la brecha. El próximo año no me preocupa si se crece un 4, un 5 o un 6 por ciento, sí me gustaría mantener un crecimiento mayor al mundial.

–A pesar de tener un crecimiento sobre la media mundial, seguimos siendo un país terriblemente desigual, que no logra cerrar la brecha entre los más ricos y los más pobres.
–Todos los países tienen sus desafíos. El de Chile es incorporar a todos los chilenos el crecimiento y bienestar económico. Creo que somos muy autocríticos y nos quedamos con la sensación que somos el país más desigual del mundo. Yo no tengo esa visión. Creo que se ha dio generando una clase media cada vez más grande, a través del acceso a la educación y el trabajo. Lo que pasa es que si uno lo mira en perspectiva de 30 años, se ha cambiado. Tenemos un país más inclusivo, que le da la oportunidad a la gente de encontrar un trabajo y valerse por sí misma. En ese sentido puedo ser un poco díscolo, pero no me quiero tragar la idea que somos ese país poco solidario con su gente y que tiene un sistema que no le da oportunidades a las personas. Hoy mucha más gente está en la educación superior, ha entrado a la clase media o ha salido de la pobreza. La forma en que medimos la desigualdad está mal medida. Quizás soy de los pocos que lo piensa.

–Pero lo que pasa con la educación es sintomático de lo que es el Chile del hoy y su desigualdad. La exigencia de educación de calidad, también se debiera dar en la calidad de los empleos.
–El tema de educación es una espina de este país y tiene que sacársela. Hace un año escribí una columna, donde planteaba que el gran pecado de la Concertación fue este tema y es parte de la raíz de la desigualdad. Se vende la idea que la desigualdad es entre los que tienen capital y los que no. Pero la verdad es que la desigualdad es entre los que tienen capital humano y los que no lo tienen. Las altas tasas de desempleo están en los jóvenes con mala educación. La gente con capital humano, adquirido en el trabajo o en la universidad, tiene empleo y un buen salario. Hemos hecho un buen trabajo en materia económica, pero muy malo como sociedad en los últimos 40 años en el tema eduacional.

Chile hoy

–La imagen que proyecta hoy Chile, luego de las protestas y la represión, no es la mejor de los últimos años. ¿Seguimos siendo atractivos para la inversión extranjera?
–Como todas las cosas, depende de cómo se venda. En el reciente viaje del Presidente a Nueva York, lejos de ponerlo en un contexto negativo, lo puso en positivo y habló de darle solución a un problema social. No hay que esconderlo. A uno le gustaría que todo fuese más pacífico y ordenado, pero no siempre es así. Mientras seamos capaces de conversar y buscarle solución, va a ser algo positivo y nos van a ver como un país que lejos de polarizarse, es capaz de unirse y sacar una solución que deje a todos conformes. Pero es importante que los sectores más extremos del movimiento y de los sectores políticos entiendan esto.

–Haciendo un balance, ¿cómo calificaría la gestión del ministro de Hacienda, Felipe Larraín?
–Sin duda que Felipe Larraín no ha tenido el rol de los dos ministros anteriores, que claramente fueron los jefes de gabinete y todo pasaba por Hacienda. Hoy, las decisiones están más dispersas en el gobierno. Todos tienen su propia agenda. La mayoría de la gente lo ve como algo negativo, pero yo pienso al contrario. Me parecía excesivo el poder de los ministros de Hacienda anteriores. Era como un órgano hipertrofiado el Ministerio de Hacienda. Además, en lo que le corresponde lo ha hecho bien. La cifras hablan por sí solas. Ha sabido aprovechar la oportunidad de endeudarse afuera a tasas bajas, ha pasado presupuestos difíciles, logrando mantener el equilibrio a pesar del clima bastante hostil del Congreso. La discusión de este presupuesto será una prueba de fuego importante.

–Hace varios años que está pendiente el tema microeconómico, que es la eterna deuda de los gobiernos. ¿Cómo lee que a cargo de esto, hoy haya un ministro sumamente político como Pablo Longueira, que no viene del mundo académico?
–La competencia es buena y sana siempre. Quizás alguno lo ve como malo, porque va a competir con Hacienda u otros ministerios, yo lo veo con buenos ojos. Tiene que salir algo positivo de eso. Juan Andrés Fontaine hizo un trabajo microeconómico muy bueno y sentó las bases para avanzar fuertemente en este camino, a través de la agenda procompetitividad. Ahora, Pablo Longueira, con su habilidad política, va a tener las herramientas para implementarla. En las reformas micro, tú le pisas callos a la gente, a los que sacan partido de las ineficiencias que tú quieres corregir. Esas personas van a hacer todo el lobby posible para que las cosas sigan igual, por lo que se necesita mucha convicción política para sacar esto adelante.

–Respecto de la reforma tributaria que no solo la pide la Concertación, sino personas del gobierno, como el propio ministro Longueira, ¿es necesaria para avanzar en temas como la educación? ¿Se puede sostener todo vía crecimiento como postulan muchos economistas de la derecha?
–Hay un error de concepto. La gente dice que vamos a hacer de Chile un país más justo si subimos los impuestos. Eso es un error. La distribución en los últimos 20 años no ha cambiado nada y hemos subido los impuestos de una recaudación de cuatro mil millones a una de 55 mil millones. Hemos hecho seis reformas tributarias y no ha cambiado nada. El país no será más justo aplicando más impuestos; para hacer un país más inclusivo tenemos que focalizar mejor el gasto, que se vaya a los más necesitados. Parece fácil subirles los impuestos a los más ricos para que el país sea más justo, pero los números no cuadran. Subir los impuestos al uno por ciento de la población, no alcanza para cubrir al 99 por ciento restantes. Ni aunque les cobraran un 100 por ciento de impuestos. Las cinco mil familias más ricas no pueden financiar a las cinco millones de familias que es el resto de los chilenos. La solución no va por ahí. Recaudamos 55 mil millones y los volvemos a gastar en los ricos. Hay que focalizar mejor los recursos.

–Hablaba anteriormente de la focalización del gasto público. ¿Cree que este presupuesto está bien focalizado?
–El mayor incremento de gasto se lo lleva Educación. Esta es sin duda una de las principales prioridades de nuestro país. Es también la principal causa de la desigualdad que tiene Chile. De manera que me parece muy bien que el presupuesto favorezca este sector. Sin embargo, hay que cuidar que los recursos se gasten efectivamente en los alumnos y familias más necesitadas. En el pasado muchas veces esto no ha sido así y hemos terminando subsidiando los estudios superiores de los hijos de las familias más ricas de este país.

–¿Existe un espacio para un mayor gasto fiscal?
–El gasto fiscal es hoy cercano a los 55 mil millones de dólares. Hace no más de cinco años, teníamos la mitad de este valor. En los próximos años, el gasto seguirá creciendo a un ritmo cercano a los tres mil millones de dólares por año. Estas son cifras que no hubiésemos ni soñado hace una década. De manera que el desafío no es saber si hay más espacio para gastar, sino cómo asegurar que vamos a gastar bien esta gigantesca cantidad de recursos que el Estado le ha pedido a los chilenos.

Economista Francisco Klapp: “Aumentar la carga tributaria golpeara el crecimiento y por lo tanto, el empleo, profundizando el problema anterior”

LIBERTAD Y DESARROLLO, 20 de Enero de 2012.

El investigador del Programa Económico, Francisco Klapp, expuso ante la Comisión Tributaria de la Oposición en el marco del seminario “Reforma Tributaria: para un Chile más Justo e Inclusivo”.

En la oportunidad, Klapp realizó primero un diagnóstico y  comparó las cargas tributarias de los países desarrollados cuando tenían nuestro nivel de PIB per cápita y se observa que la carga de Chile hoy es similar a la de los países de la OECD cuando tenían US$  15 mil per cápita. Además, la recaudación del impuesto a las empresas como porcentaje del PIB de Chile es alto comparado con otros países.

El experto aseguró que el sistema tributario chileno es eficiente en su recaudación.

Tras el diagnostico, Klapp aseguró que el instrumento impositivo no es el más adecuado para redistribuir. Lo mejor para superar las desigualdades del ingreso es el empleo. Al mirar el empleo por décil, el 50% está inactivo. Ahí hay que trabajar como país para que generen su ingreso autónomo.

“Aumentar la carga tributaria golpeara el crecimiento y por lo tanto, el empleo, profundizando el problema anterior”, señaló.

En seguida, Klapp presentó la propuesta de perfeccionamiento tributario de LyD, la que apunta a disminuir las distorsiones que generan los impuestos.

Para esto, se elaboró una propuesta que apunta a no interferir en las decisiones de consumo y ahorro que hacen personas y empresas e ir hacia un sistema de tributación sobre el gasto.

En el caso de las personas, se proponen descuentos de la base imponible por gasto en capital humano de salud y educación.

Para las empresas, se propone que las más pequeñas  paguen sólo por utilidades distribuidas para que puedan desarrollarse con más fuerza.